Queridos jóvenes y diocesanos todos:
El Papa vuelve a España. ¡Bienvenido, Santo Padre! Viene el Papa para encontrarse esta vez con los cientos de miles de jóvenes que se congregan en Madrid en la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en los próximos días del 16 al 21 de agosto. El jueves día 11 de agosto llegarán a nuestra Ciudad unos centenares de jóvenes de diversos países, para compartir fe y vivencias con los jóvenes y miembros de la comunidad diocesana que quieran entrar en contacto con ellos, participando en los actos que cubrirán el programa preparado como antesala del encuentro con el Papa en Madrid. Son los días «DED» (Días en las Diócesis) de los jóvenes que participan en la Jornada Mundial, pensados para ayudar a los jóvenes llegados de fuera a conocer las Iglesias diocesanas del país que acoge el gran acontecimiento.
Desde ahora mismo les doy la más cordial bienvenida en esta carta, que dirijo a todos los diocesanos, pero especialmente a los jóvenes más comprometidos con la vida de las parroquias, miembros activos de comunidades y movimientos apostólicos, a los cuales llamo a contactar con los jóvenes que nos visitan, a encontrarse con ellos y compartir momentos de recíproco aliento en la fe que anima el encuentro que viviremos en Madrid.
Será éste un encuentro memorable, porque son cientos de miles de jóvenes y adultos los que, compartiendo la fe en Cristo Jesús, se proponen hacer más sólida la propia convicción cristiana para ofrecerla a los demás. Al acoger la palabra y la persona del Sucesor de Pedro, el Papa Benedicto XVI, todos esperamos ser confirmados y fortalecidos en la fe. Son tiempos difíciles, es verdad, pero es ante la dificultad como se crece el espíritu humano; y hoy, cuando las cosas se vuelven a tornar difíciles para la fes, aunque no más que otros tiempos también difíciles, resulta apasionante llevar adelante la misión cristiana, arrostrando y salvando las dificultades y obstáculos con los que tropieza la nueva evangelización de nuestra vieja sociedad cristiana. Evangelización de cada persona que se abre a la fe, e impregnación de sentido cristiano de la vida de una sociedad en la que es urgente sembrar sentido de la vida y esperanza de futuro. Evangelización, por eso, que es preciso preparar ahora con el entusiasmo y las energías que los jóvenes pueden aportar a la obra del Evangelio.
Queridos jóvenes, no hace falta que yo os repita ahora que el futuro de la Iglesia, igual que el de la sociedad, depende de vosotros, del mañana en el cual vosotros seréis protagonistas de la historia que estáis llamados a protagonizar. Lo sabéis bien, aun cuando muchos quieren sustraeros y arrebataros el protagonismo que os corresponde, porque es vuestro, sencillamente para convertiros en ejecutores de un programa que otros han escrito por vosotros, anulando vuestra iniciativa.
El Papa viene para deciros que sólo si os mantenéis libres podréis influir sobre la vida de la sociedad, que espera de vosotros renovación y en vosotros pone esperanza y mucho amor. Para ser libres tenéis que vivir en la verdad: la propia de las cosas y del hombre, la verdad de un mundo que se descubre como realmente es y lo que está llamado a ser desde la verdad de Dios, que nos ha sido revelada en su Hijo Jesucristo. La fe que nosotros os hemos transmitido es la fe en esa verdad inconmensurable de Dios, a cuya luz se ilumina la vida y el misterio del hombre, y que nos ha sido revelada en Jesús, muerto y resucitado, que nos ha entregado el Espíritu para que nos guíe y nos mantenga firmes en la fe recibida en la verdad de Dios que hemos conocido en él, en Jesús, hombre verdadero y verdadero Hijo de Dios.
Así, pues, sólo os mantendréis en la verdad, si mantenéis la “firmeza en la fe” en Cristo Jesús, revelador y acceso al Padre, tal como san Pablo exigía de aquellos cristianos colosenses, a los que recordaba que la firmeza de la fe es resultado de estar “arraigados en Cristo” (Col 2,7). Benedicto XVI ha glosado este recordatorio paulino en el bello Mensaje dirigido a todos los jóvenes que vais a vais a encontraros son él en Madrid. El Papa comenta las palabras de san Pablo acudiendo a la misma imagen de que se sirve el Apóstol: la firmeza de la fe es como la firmeza del árbol que, plantado en tierra firme, estable y dotada de la riqueza mineral que la hace fecunda, crece enraizado firmemente en la tierra que lo alimenta. Sin duda que ya habéis leído el mensaje del Papa, pero os invito a releerlo y meditar lo que os dice: que la fe cristiana no sólo es creer en la verdad y vivir en ella, sino haberla encontrado definitivamente en Jesucristo, de suerte que cuando “comenzamos a tener relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud”.
Mis palabras se detienen aquí, para desearos a vosotros, queridos jóvenes, los que nos visitáis y los de casa, unos días de convivencia enriquecedores para el desarrollo de vuestra personalidad cristiana.
Al detener aquí mi saludo afectuoso a los que llegan a la capital de la diócesis, y mi exhortación a los jóvenes diocesanos a la acogida de los que vienen, al encuentro fraterno y alegre que enriquece la fe, exhorto también a todos los diocesanos a la acogida de los jóvenes visitantes y al seguimiento de la Jornada de la Juventud: ya se acudiendo a Madrid, ya sea desde casa, como la hará la mayoría de los diocesanos, con la alegría de quienes saben que la presencia del Santo Padre ayuda a la firmeza de la fe de todos. Los medios de comunicación lo pondrán todo a nuestro alcance, y la comunión en la fe y la oración nos harán sentirnos a todos unidos en torno al Papa.
Almería, a 6 de agosto de 2011
Fiesta de la Transfiguración del Señor
+Adolfo González Montes
Obispo de Almería.
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